Y sí, la necesita, sí. Pero la bigotuda anciana no quiere que la ayudes a cruzar: quiere que cruces la calle por ella. Aquello de vivir la vida a nivel de espectador, en tercera persona, incluso en la puta vejez que ya te da igual todo. Tirar caca a los demás desde lejos, observar cómo unos viejos se sientan en un banco y observan una obra avanzar como las vacas que miran pasar los trenes. Vivir en tercera persona la puñetera tercera edad. Aplicar una filosofía de nihilismo que se da fundamentalmente en las personas relativamente jóvenes y perdidas.
Esa puta vieja seguía perdida en su existencia con 83 años.
Grimmer