jueves, 31 de julio de 2014

Demencia Senil a Nivel Filosófico

Joder, una vieja. Una vieja que se encuentra parada ante un paso de cebra cuyo semáforo está en verde para el peatón. Todo el mundo cruza menos ella, que mira a su alrededor como un animal abandonado. Es una escena muy triste. Tú la ves y te das cuenta de lo mal que lo estás haciendo con la tercera edad. En medio segundo, realizas un viaje espiritual de conciencia, y por tu mente pasan las preguntas más importantes de la existencia humana, piensas en la muerte y por consiguiente empatizas con la puta vieja. Total, que le ofreces tu ayuda para cruzar la calle, pensando que la necesita.
Y sí, la necesita, sí. Pero la bigotuda anciana no quiere que la ayudes a cruzar: quiere que cruces la calle por ella. Aquello de vivir la vida a nivel de espectador, en tercera persona, incluso en la puta vejez que ya te da igual todo. Tirar caca a los demás desde lejos, observar cómo unos viejos se sientan en un banco y observan una obra avanzar como las vacas que miran pasar los trenes. Vivir en tercera persona la puñetera tercera edad. Aplicar una filosofía de nihilismo que se da fundamentalmente en las personas relativamente jóvenes y perdidas. 
Esa puta vieja seguía perdida en su existencia con 83 años.


Grimmer